Como decía al final de la anterior entrada, lo que más echas de menos cuando estás fuera de casa, es la gente... No hay mucho tiempo con los viajes, los estudios, las fiestas,... Pero siempre están ahí.
Este fin de semana he recibido las primeras visitas, y han sido muy gratificantes... He podido compartir mi nueva ciudad con mis amigas y mis primos.
La verdad esque estos días hubiesen sido perfectos si no fuese porque a partir del Domingo la lluvia no dio tregua hasta el Miércoles y nos empapó algunos de los planes que teníamos en nuestro tour turístico por Milán.
No voy a desvelar nada de lo que hicimos, pues seguro que alguno de los que leeis estas líneas vendreis a visitarme, pero si contaré una cosa muy curiosa que pudimos ver en el Parco Sempione.
Tras las murallas del majestuoso Castello Sforzesco se encuentra el inicio de este precioso parque, que el sabado por la mañana albergaba uno de los festivales Célticos más curiosos del mundo.
Cientos de personas se ataviaban con las ropas de los pueblos Celtas de la prehistoria, se alojaban en cabañas confeccionadas a mano en pleno parque y elaboraban todo tipo de objetos artesanales (de una calidad impresionante) para posteriormente venderlas a los curiosos y paseantes que nos acercábamos por alli. Bebían Hidromiel, organizaban batallas entre poblados previo aviso de cornetas y festejaban el triunfo o recogían enseres en función de si habían cosechado una victoria o una derrota. Algo digno de ver, y que espero que si teneis oportunidad y venis un fin de semana que se organice, no dejeis de asistir.
Unas fotos del evento:
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